El autismo es una alteración psiquiátrica de los seres humanos que se presenta desde la infancia. Investigaciones recientes han demostrado que puede originar un retraso y desorganización del desarrollo cerebral, lo cual afecta el sueño de las personas que lo padecen.
El autismo se define como un conjunto de trastornos complejos del desarrollo neurológico, caracterizado por dificultades en las relaciones sociales, alteraciones de la capacidad de comunicación, y patrones de conducta estereotipados, restringidos y repetitivos.
Se considera que la incidencia de autismo a nivel mundial es de tres a seis niños de cada 1.000, existiendo cuatro veces más probabilidades de aparición en los varones que en las mujeres, sin distinción entre razas, nivel socioeconómico o área geográfica.
Síntomas del niño con autismo
Cada niño con autismo es diferente uno de otro, sin embargo se han establecido algunos comportamientos muy similares, tales como:
- Lenguaje poco o nulo, o bien pierde el habla.
- Ecolalia, repite lo mismo o lo que oye (frases o palabras).
- Actúa como si fuera sordo, pero no soporta ciertos sonidos o luces muy fuertes como por ejemplo, la licuadora o el microondas.
- No mira directamente a los ojos.
- Se obsesiona con los objetos sin razón alguna.
- No muestra ningún interés por los juguetes y/ o no los usa adecuadamente.
- Tiende a reunir objetos o los pone en línea.
- Muestra total desinterés por su entorno y en las relaciones sociales con los demás.
- No responde a su nombre.
- No obedece ni sigue instrucciones.
- Cuando quiere algo, no lo pide, toma la mano de alguien dirigiéndola a lo que desea.
- Rechaza el contacto físico. No le gusta que lo toquen o carguen.
- Aleteo de manos (como si intentara volar) en forma rítmica y constante.
- Gira o se mece sobre sí mismo.
- Se queda quieto observando un punto como si estuviera hipnotizado.
- Camina de puntitas (como ballet).
- Puede ser un niño hiperactivo (muy inquieto) o pasivo (demasiado quieto).
- Muestra agresividad y/o puede ser en ocasiones auto agresivo (se golpea a sí mismo).
- Tiene una gran obsesión por el orden y la rutina, rechaza los cambios.
- Se enoja mucho y hace rabietas sin razón aparente o porque no obtuvo algo.
- Sonríe sin razón aparente (como si viera fantasmas).
- En ocasiones, estos niños, además de ser autistas, tienen algún otro trastorno del desarrollo (retraso mental, motriz, Síndrome de Down, etc.)
- Solo un pequeño segmento de niños con autismo, llega a mostrar alto grado de inteligencia; su falta de aprendizaje se hace evidente, debido precisamente a su pobre o nula comunicación.
Esta lista es solo una referencia, para un diagnóstico certero, es necesaria la asesoría de un neurólogo así como la valoración del psicólogo.
Hace unos meses un padre de familia me comentó que su esposa esta obsesionada con la hija (de ambos) y convencida que padece autismo. Se informa acerca de los profesionales de la ciudad y lleva a la pequeña, siempre el mismo diagnóstico: la niña es normal e inteligente, tuvo un promedio general de 9,91 al terminar su año básico, se expresa muy bien e interactúa con sus compañeros. La mamá no queda conforme con los estudios y siempre acude a un especialista diferente. Cuando el papá, me lo contó la historia, le dije que la estudiante no tiene síntomas de autismo y le recomendé buscar ayuda profesional para la mamá ya que su actitud no es normal.
Hace unos días abuelita de la niña, me comentó que la actitud de la progenitora exasperó a la psicóloga que atiende este caso y le dijo: “Señora, quien necesita tratamiento psicológico es usted”. Entonces le pregunté a la abuelita: ¿La mamá tiene algún familiar cercano que padece autismo? y ella respondió: “Sí, tiene un hermano con el trastorno”.
Entonces comprendí el miedo de la madre ya que el autismo es una enfermedad genética. Las investigaciones realizadas han revelado que la carga genética no puede explicar completamente el desarrollo de la enfermedad, cuya aparición sería más bien el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. Todavía no se ha conseguido identificar los genes, o la interacción entre ellos, responsables de este trastorno, pero se estima que existen hasta 30 genes distintos implicados.
Si un miembro de mi familia tiene autismo, ¿puedo tener un hijo con el trastorno?
Se calcula que entre el 10 y el 15% de las personas con autismo presentan una condición genética identificable. De hecho, se conocen los factores genéticos implicados en varios trastornos de carácter hereditario asociados al autismo, como el síndrome X frágil, la esclerosis tuberosa, el síndrome de Sotos o la neurofibromatosis tipo 1, entre otros. Si uno de estos trastornos está relacionado con el autismo que padece su familiar, el médico puede calcular el riesgo de recurrencia de la enfermedad en otros miembros de la familia, aunque no se puede determinar con exactitud. Si se desconoce la causa del autismo (que es en la mayoría de los casos), no es posible predecir cuáles son las posibilidades de que su hijo desarrolle el trastorno.
Es comprensible la preocupación materna, sin embargo, son muchos los especialista que ya visitó y todos coinciden en el diagnóstico.
La palabra de Dios nos dice:
"Confía en el Señor de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas.
No seas sabio en tu propia opinión;
más bien, teme al Señor y huye del mal.
Esto infundirá salud a tu cuerpo
y fortalecerá tu ser".
Proverbios 3:5-8
Nueva Versión Internacional
http://www.peques.com.mx/sintomas_del_nino_con_autismo.htm