Hace meses no escribo en mi blog, la falta de tiempo y el cansancio me lo impidieron. Ahora estoy de vacaciones. Regreso a mi pasatiempo favorito: escribir. Hay muchos temas a tratar como el autismo, la esquizofrenia, la sobreprotección de los padres, la honestidad, entre otros.
Como docente, tengo que convivir a diario con los problemas de los estudiantes, cada cabeza es un mundo y la adolescencia es la etapa más difícil de ser humano. Con el tiempo aprendí a construir una relación basada en el respeto mutuo. Detrás de la indisciplina sólo hay un joven clamando por ayuda.
La primera historia que les voy a contar, me llamó la atención, por lo inverosímil que resulta, una madre va de médico en médico buscando a alguno que le diga lo que ella quiere escuchar: su hija es autista. Todos los médicos y especialista que ha consultado le han dicho que su niña es normal, no obstante, no lo acepta.
Para un padre es difícil asumir los problemas de los hijos, he conocidos niños esquizofrénicos que los progenitores se niegan a aceptar el padecimiento de su hijo, por consiguiente, no le bridan el tratamiento adecuado. Es poco común encontrar una madre así.
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