Hablar con los hijos de la sexualidad desde temprana edad es muy importante. La educación sexual que reciba el adolescente durante su infancia tendrá una influencia decisiva en su posterior comportamiento respecto al sexo. Siempre se les dice la verdad dosificándola de acuerdo a la edad. Como nacen los bebés, las parte privadas. El niño que, paulatinamente, haya descubierto los mal llamados "misterios de la vida" a través de sus padres, que haya visto aceptada su sexualidad de manera natural y que haya contado con un ambiente familiar en que el sexo no era cuestion prohibida, dispondrá de un conocimiento de la realidad y de unos concepto que le ayudarán al acceder a la pubertad.
El modo de concebir la sexualidad seá muy distinto, por el contrario de aquellos que nunca han tenido información. Los niños que no reciben suficiente información sobre sexualidad terminan buscándola con otros niños con la carga consiguiente de culpabilidad que siempre acompaña la transgresión a lo prohibido. Algunos padres prefieren no hacerlo porque piensan que sus hijos son demasiados inocentes que sólo les interesa jugar, sin inquietudes acerca de su sexualidad.
Estos temas suelen poner a la mayoría de los educadores, sean padres o maestros, en estrecho contacto con sus propios problemas, inhibiciones y prejuicios, ya que ven amenazada su seguridad y deben luchar tanto contra sus más arraigados sentimientos como contra su propia ignorancia. De no existir diálogo durante la infancia entre padres e hijos, dificilmente, podrá haberlo en la pubertad.
El modo de concebir la sexualidad seá muy distinto, por el contrario de aquellos que nunca han tenido información. Los niños que no reciben suficiente información sobre sexualidad terminan buscándola con otros niños con la carga consiguiente de culpabilidad que siempre acompaña la transgresión a lo prohibido. Algunos padres prefieren no hacerlo porque piensan que sus hijos son demasiados inocentes que sólo les interesa jugar, sin inquietudes acerca de su sexualidad.
Estos temas suelen poner a la mayoría de los educadores, sean padres o maestros, en estrecho contacto con sus propios problemas, inhibiciones y prejuicios, ya que ven amenazada su seguridad y deben luchar tanto contra sus más arraigados sentimientos como contra su propia ignorancia. De no existir diálogo durante la infancia entre padres e hijos, dificilmente, podrá haberlo en la pubertad.
El padre debe dar información necesaria a sus hijos ya que esto no es pecado. Inculcar valores, el respeto a su cuerpo. La fornicación es prohibida por Dios (1 Corintios 6:18–19). Hacerlo evitará situaciones dolorosas en el futuro, como son: la promiscuidad, los embarazos no deseados, las enfermedades de transmisión sexual. Enseñarles que deben esperar hasta el matrimonio (Génesis 2:24) y esto sólo se hace por amor. Si alguien dice quererlos y les pide la famosa “prueba de amor” no viene de Dios y sólo les va a causar desdicha, quizás los jóvenes queden enojados con ellos y digan que son anticuados ya que esa no la corriente de moda, pero en el futuro cuando sean adultos van a entender cuanta razón tenían sus padres.
Reflexione junto a su hijo acerca de la Palabra de Dios: "El hijo sabio alegra al padre; más el hombre necio menosprecia a su madre" (Proverbios 15:20).
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