Es normal sentir dolor con la muerte de un ser querido. La depresión todos la hemos sentido. En esos momentos llorar nos alivia emocionalmente. Las lágrimas ayudan a desahogar las heridas en el corazón. Es muy duro enfrentar la vida sin el ser que tanto amábamos, lo que no esta bien es quedarse detenido en este acontecimiento, dejar que el tiempo pase y seguir atrapado en el pasado.
He conocido personas que cuando un ser querido falleció desearon morir junto con él y es como si una parte de ellos murió junto con él y nunca olvidaron este triste desenlace aunque hayan pasado muchos años, recuerdan ese día como si fuese ayer, todavía miran las fotos y lloran. El vacío que dejó el ser querido no consiguen llenarlo, el dolor es tan grande que no lo aceptan y lo dejan todo como cuando la persona vivía.
Cuestionarse sobre sí pudo hacer más para evitarlo, sentir remordimientos sobre la conducta o relación que tuvieron con la persona sólo nos llevará a tener sentimientos de impotencia y frustración. No necesitan comprenderlo todo ya que hay cosas que son del alma y por lo tanto pertenecen a Dios y nosotros difícilmente las vamos a entender. Si su comportamiento no fue el mejor con la persona que se fue para siempre, necesita perdonarse ya que fortalece el corazón y le dará un giro completo a la situación de dolor. Una vez que se haya perdonado el corazón se sensibiliza y despierta en la persona una auténtica humildad.
Quedarse atrapado en pasado solo perjudicará al ser humano, la persona no debe cerrarse ni sentirse víctima de un destino. Si nos dejamos encerrar por el dolor y no lo liberamos lo veremos todo desde el punto de vista negativo y no objetivo. Abrirse a lo que sucedió les devolverá la paz interior porque sanará las heridas del corazón. Abrir el corazón, hablar sobre sus sentimientos. Confiar en alguien que la escuche sin juzgarla puede ser un profesional, un amigo o un ministro, hacerlo es el primer paso para que las heridas empiecen a sanar.
Aunque no siempre es fácil liberarse del pasado es un proceso esencial para que nuestra vida funcione como queremos. Es verdad que nada será igual como cuando el ser querido vivía, pero si uno se aferra al pasado no puede vivir el presente con plenitud.
Debemos pensar que un día todos vamos a dejar este mundo, por supuesto, duele mucho cuando alguien muere prematuramente. El vacío que dejó en el corazón sólo el Señor Jesús puede llenar. Reflexionemos sobre lo que las Sagradas Escrituras dicen: “…mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas” 1 Juan 3:20.
Recuerde esto siempre MAYOR que nuestro corazón es Dios y es el único que puede ayudarnos a sanar nuestras heridas, liberar nuestros traumas, llenar el enorme vacío que muchos sienten, ayudarnos a perdonar, etc. Jesús es el único que puede hacernos sentir que nuestra vida empieza nuevamente, el único que nos da verdaderas fuerzas para continuar a pesar de la adversidad.
Este artículo lo dedico a mi hermano menor a quien entrar de lleno en una religión y obtener un título universitar (sacerdote católico y Magister en Teologìa) ni visitar varios psicólogos han conseguido llenar el vació que dejo en su corazón la muerte de nuestro padre y que yo sí conseguí superar entregando mi vida a Jesús.
He conocido personas que cuando un ser querido falleció desearon morir junto con él y es como si una parte de ellos murió junto con él y nunca olvidaron este triste desenlace aunque hayan pasado muchos años, recuerdan ese día como si fuese ayer, todavía miran las fotos y lloran. El vacío que dejó el ser querido no consiguen llenarlo, el dolor es tan grande que no lo aceptan y lo dejan todo como cuando la persona vivía.
Cuestionarse sobre sí pudo hacer más para evitarlo, sentir remordimientos sobre la conducta o relación que tuvieron con la persona sólo nos llevará a tener sentimientos de impotencia y frustración. No necesitan comprenderlo todo ya que hay cosas que son del alma y por lo tanto pertenecen a Dios y nosotros difícilmente las vamos a entender. Si su comportamiento no fue el mejor con la persona que se fue para siempre, necesita perdonarse ya que fortalece el corazón y le dará un giro completo a la situación de dolor. Una vez que se haya perdonado el corazón se sensibiliza y despierta en la persona una auténtica humildad.
Quedarse atrapado en pasado solo perjudicará al ser humano, la persona no debe cerrarse ni sentirse víctima de un destino. Si nos dejamos encerrar por el dolor y no lo liberamos lo veremos todo desde el punto de vista negativo y no objetivo. Abrirse a lo que sucedió les devolverá la paz interior porque sanará las heridas del corazón. Abrir el corazón, hablar sobre sus sentimientos. Confiar en alguien que la escuche sin juzgarla puede ser un profesional, un amigo o un ministro, hacerlo es el primer paso para que las heridas empiecen a sanar.
Aunque no siempre es fácil liberarse del pasado es un proceso esencial para que nuestra vida funcione como queremos. Es verdad que nada será igual como cuando el ser querido vivía, pero si uno se aferra al pasado no puede vivir el presente con plenitud.
Debemos pensar que un día todos vamos a dejar este mundo, por supuesto, duele mucho cuando alguien muere prematuramente. El vacío que dejó en el corazón sólo el Señor Jesús puede llenar. Reflexionemos sobre lo que las Sagradas Escrituras dicen: “…mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas” 1 Juan 3:20.
Recuerde esto siempre MAYOR que nuestro corazón es Dios y es el único que puede ayudarnos a sanar nuestras heridas, liberar nuestros traumas, llenar el enorme vacío que muchos sienten, ayudarnos a perdonar, etc. Jesús es el único que puede hacernos sentir que nuestra vida empieza nuevamente, el único que nos da verdaderas fuerzas para continuar a pesar de la adversidad.
Este artículo lo dedico a mi hermano menor a quien entrar de lleno en una religión y obtener un título universitar (sacerdote católico y Magister en Teologìa) ni visitar varios psicólogos han conseguido llenar el vació que dejo en su corazón la muerte de nuestro padre y que yo sí conseguí superar entregando mi vida a Jesús.
Me parece muy bueno para los que hemos perdido a las personas que amamos.
ResponderEliminarMuy profundo el mensaje, me gustó.
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